lunes, 20 de febrero de 2012

Domingo en Oslo: Vigeland, Munch y Blå, blå, blå

El día amaneció soleado. Era una gozada recibir los rayos de sol en la cara, paseando por la capital desierta. La primera visita era el Parque Vigeland, con sus más de doscientas esculturas en bronce y piedra. Caminamos desde el Sentrum hasta el parque, ahora nevado y precioso, pasando primero por el Palacio Real y recorriendo calles con casas senoriales y de madera muy pintorescas. Ya en el parque, el paseo fue delicioso y las esculturas fascinantes. Una cafetería de precios imposibles nos calentó el cuerpo y visitamos el museo anexo, no muy interesante. Y como el domingo es el día para visitar algunos museos gratis, era hora de buscar el National Museum, para admirar frente a frente el famoso "Grito" de Munch, entre otras maravillas.
Antes habíamos visitado el Museo Nacional de las Artes, el Diseno y la arquitectura, con su extensa colección de disenos de toda la vida, desde las sillas finlandesas de los 60 hasta el aparato sueco que "da la vez" con números en la charcutería.
De vuelta al hotel, aunque sólo eran las seis de la tarde, casi sin luz,  la calefacción invitaba al sueno y uno nunca debe despreciar una invitación...
Pero quedaba la sorpresa al final de la jornada, y para ella nos acercamos al Pub Blå.... Digamos que es un antro marginal muy recomendable al borde del río. Por fuera las placas congeladas de hielo chocaban resonando en la noche cerrada al derretirse. En los árboles colgaban esculturas gigantes y unos sillones se habían colocado fuera para algún excéntrico afortunado, pero la fiesta estaba dentro. Aunque se retrasó un poco, y tras una cerveza carísima de Brooklin, subó al caótico escenario una tropa heterogénea de músicos. Dos saxos, un trompetista travestido con peluca rubia, un vikingo gordo a la guitarra eléctrica, varios veteranos a la batería, teclados y armónica, otro al contrabajo, uno más a los punteos, el del silbato a los bongós, varias chicas solistas animando atrás y el incombustible Willie... Ska, jazz, rock and roll, blues... le daban a todos los estilos y a cada tema cambiaban de solista. La chica noruega, fantástica, la croata del blues, el tipo de la armónica y "el guapo", espectaculares y el conjunto, increíble. El maestro de ceremonias, un africano afable, ya mayor, Willie Shanti o algo así, era la sensación. Se le aplaudía como si fuera el maestro espiritual de toda aquella gente porque irradiaba un buen rollo delicioso. Una maravilla de experiencia que recomiendo a quien visite Oslo. Fin de la jornada.

sábado, 18 de febrero de 2012

Primer día en Oslo

El día amaneció muy cubierto y frío, aunque no tanto como esperábamos. Tras un desayuno espectacular en el hotel salimos a recorrer la ciudad. Bajamos hasta Karl Johann y de allí al puerto. La cara sentía el hielo polar, las calles acumulaban montones de hielo y las plazas aparecían blancas por la última nevada. Cruzamos por delante del Parlamento y llegamos al mar. Barcos veleros de madera flotaban amarrados al muelle sobre placas de hielo ondulantes y la manana, sin coches ni casi viandantes, se fue nublando hasta el mediodía. De pronto, a eso de la una de la tarde, empezó a aparecer la gente, casi todos vestidos de oscuro y en dirección hacia el centro. Un par de compras para comer algo a esa hora y continuamos caminando la capital noruega toda la tarde. Entramos en todas las tiendas y supermercados que pudimos para calentarnos a cada rato, visitamos la Estación central, desde donde sale el tren expreso Flytoget al aeropuerto de Gardemoern (que vale 170 Kr frente a las 150 del bus, pero éste te deja en la puerta del hotel). En la Domkirchen preparaban un concierto de cámara y ensayaron los temas a la vista de algunos curiosos como nosotros. Ya a media tarde, de noche, nos acercamos a la Opera House donde estrenaban La Boheme y recibí entonces una llamada de Carlos. Gracias por la ayuda, companero. Espero llamarte desde Tromso a poco que tengamos suerte.
Con un trozo de lasana y algo de comida rápida acabó el día. El domingo la entrada a algunos museos es gratis. Para entonces también hemos dejado el Parquer Vigeland-o como se escriba...

jueves, 16 de febrero de 2012

¡Aurora!, vamos al norte

Ya no queda ni un día...
Mañana dormiremos en Oslo y puede que desde entonces el cielo nos ofrezca el ansiado espectáculo. Tromso también nos espera en unos dias y las auroras desde allí han aumentado en las últimas semanas. Intentaremos buscarlas cada noche, con la honda ilusión de tantos años soñando con ellas a la sombra de Orión y compartiendo en silencio, si puedo, tanto con tantos compañeros de afición y de la vida.
Mi agradecimiento más profundo es hoy para Carlos, pionero "aateniense" en esta búsqueda interior, Roberto, avanzadilla destacada en la aventura noruega, y Antonio, para el que no tengo palabras. Gracias a todos ellos y a los que nos acompañarán en espíritu.